Por más de tres décadas, esta joya campestre ha sido refugio y hogar para familias puertorriqueñas que valoran la tranquilidad, la naturaleza y el sentido de pertenencia. Aquí, en medio de montañas, colinas, frutales, ríos y un paisaje sin igual, florece una comunidad que celebra el orgullo y la cultura puertorriqueña con afecto, armonía y cariño.
Haciendas Del Dorado no es solo un lugar; es un paraíso en el que la naturaleza y la vida cotidiana convergen en perfecta sintonía.